Durante el desarrollo fetal, muchas de las estructuras de la cabeza y cuello se forman por el crecimiento de dos “mitades” que crecen hacia el centro y se fusionan; si esa fusión deja alguna cavidad, allí puede aparecer un quiste o una fístula. Son patologías congénitas (se nace con ellas), aunque pueden aparecer con posterioridad. Suelen manifestarse por la aparición de un bulto (quiste) o una especia de granito por el que sale líquido (fístula).

Suelen localizarse delante de la oreja, punta de la nariz y en el cuello (habitualmente en la línea media).

La mayoría de las veces, si no se infectan, duelen o crecen demasiado no es necesario hacer nada.

El protocolo de estudio de este tipo de patologías empieza por una buena historial clínica, una exploración de oído, nariz y garganta y una exploración radiológica (habitualmente un TAC). En algunas ocasiones puede ser necesario realizar una biopsia, que suele hacerse mediante punción (PAAF o Punción Aspiración con Aguja Fina).

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